Edición dominical del 11 de octubre del año del Señor -o del Maligno (¿?)- de 2020
CUENTOS INFANTILES PROGRESISTAS (CIPs)
El clamor de las pocas lectoras y lectores que siguen este Diario satírico (especialmente de mi hermana que vive felizmente desconfinada en La Coruña) me obliga a retomar la serie de CIPs que veníamos pergeñando, domingo tras domingo. Y de nuevo hemos de comenzar por pedir disculpas al distinguido -al tiempo que exiguo- público que nos sigue porque, una semana más, la palpitante actualidad de Progreso -en términos marxianos “desde la pobreza a la miseria más absoluta”- de Genomia nos obliga a crear un cuento “ad hoc”.
El Emperador Pedro I El Tontilente
Tonto:
Dicho de una persona falta o escasa de entendimiento o de razón que padece una deficiencia mental. Persona pesada, molesta que carece de sentido o de motivo.
Resiliente:
Que tiene resiliencia que es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos o la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.
Maligno:
Propenso a pensar u obrar mal., de índole perniciosa.
Diccionario de la RAE
Queridos niños:
Érase una vez, hace mucho tiempo, que Genomia vivía guiada por el Líder del Progreso el Emperador Pedro I El Tontilente, así llamado porque conseguía unir en su augusta persona dos cualidades por completo asombrosas, la de tonto y, además, resiliente que le hacían prácticamente invencible frente a los asedios continuos de las fascistas y los fascistos que manchaban el noble suelo de la patria y le granjeaban la sincera admiración de gran parte del noble pueblo llano -esto es, aplastado- de Genomia y especialmente de la secta del Partido de los Seminaristas Ortodoxos Episcolapianos que le mantenía -junto a otro variopinto crisol de fuerzas de Progreso- en el poder.
Tal era la admiración de su pueblo por el Emperador Pedro I El Tontilente que también le aplicaban el sobrenombre de El Tontiligno, porque no solo era tonto, sino que era, además, maligno.
Esta admirable coexistencia de dos cualidades en la persona del emperador llevo al famoso abad Sonazet y al Centro de Infamias Sucesivas que dirigía a realizar un estudio mutidisciplinar (sociológico y psiquiátrico) llamado Manual de tontolencia y de tonloligidad que la famosa bruja Luzbel Aleec mandó implantar en todos los colegios de Genomia, concertados, desconcertados, confinados, descofinados, públicos, privados y mediopensionistas. En el manual se analizaba con la debida profundidad la regla de compatibilidad de la tontería resiliente y la malignidad, el grado de malignidad social del tonto resiliente, el origen del tonto o tonta resiliente (en el inolvidable capítulo titulado: “El tonto o la tonta resiliente, nace o se hace?”) y otros ichos aspectos de interés y utlidad
Un buen día, el Emperador Pedro I El Tontilente o el Tontiligno reunió -atraídas por las notas de un piano que interpretaba la maravillosa pieza “Oh Fortuna” que abre los «Carmina Burana» de Karl Off y asesorado por su consejero Cusirante (cursi ignorante), Ivanus Cuadratus- a su séquito de las Ibex de rapiña, especie de aves carroñeras así llamadas porque atienden exclusivamente a llevarse bien con el poder establecido mientras puedan seguir cobrando unos estipendios que multiplican en varias miles de veces lo que gana un ave popular.
Otro día, el Emperador Pedro I El Tontilente o el Tontiligno hizo una exhibición espectacular de su poder confinando a todos los habitantes de la capital de Genomia, Maracas que vieron, obedientes, como las fuerzas del General Trueno les impedía salir de la capital, naturalmente por su bien de su salud y pata que no fueran infectando alegremente al resto de pueblos y ciudades de Genomia. De ahí nació la famosa Maracofobia u odio a las naturalas y a los naturalos de Maracas.
También debo recordaros, niñas y niños genomieses que,en el imperio del Emperador Pedro I El Tontilente o el Tontiligno, vivía un Monstruo de dos cabezas llamado Salvadon Alli que se caracterizaba porque sus continuas torpezas y mentiras epidemiológicas casaron la muerte de miles de genomieses víctimas del DIVOC 666. Pero, como era un monstruo naturalmente progresista, todos los medios de comunicación de Genomia que eran siervos del Emperador Pedro I El Tontilente y de la secta del Partido de los Seminaristas Ortodoxos Episcolapianos que le mantenía en el poder, repetían una y otra vez, de día y de noche, alabanzas al Monstruo de las dos cabezas Salvadon Alli: que si era epidemiólogo prestigioso, que si era filósofo admirable y otras alabanzas parecidas. Fue especialmente activa la cadena La Secta TV que, en sus programas “Las Noches de Plenilunio”, “Gorila en la Niebla del Progreso”, o “El Ojo Bizco”, repetían incesantemente las alabanzas al Emperador Pedro I El Tontilente o el Tontiligno o a su legendario Vice-emperador Pablo I el Liberticida que, en las noches de luna llena, salía a los montes de Ragapalag -dinde tenia su fastuosa mansión- para hacer la berrea y así atraer a su harén de concubinas dispersas en la hojarasca.
Moraleja progresista: Queridos niñas y niños, si queréis llegar a ser de mayoras o mayoros una buena o un buen emperador progresista, debéis de tomar, con cierta frecuencia, decisiones arbitrarias y dañinas poque está comprobado que, cuanto más arbitrarias y más dañinas sean las decisiones de un auténtico lider progresista, más se extiende el pánico entre sus súbditos aborregados. Y únicamente tenéis que estar seguros de que disponéis de unos medios de comunicación -en especial, televisiones- dispuestos a crear un universo paralelo a la realidad y un pueblo dispuesto a creer que los burros vuelan (dicho sea con el máximo respeto hacia los pollinos, que no hacia el pueblo).