Diario de Genomia: CUENTOS INFANTILES PROGRESISTAS (CIPS) (4): Los números del Circo de la Moncloa

Edición dominical del 25 de octubre del año del Señor -o del Maligno (¿?)- de 2020

Una triquiñuela descarada es que, después de haber contestado varias preguntas sin que las respuestas se hayan decantado a favor de la conclusión que perseguíamos, se plantee y proclame triunfalmente la tesis concluyente que se quería extraer, a pesar de que no se deduzca en absoluto de ellas. Si el adversario es tímido o estúpido y uno mismo posee mucho descaro y una buena voz, esto puede resultar bien. Es un caso de “fallacia non causae ut causae” (falacia de hacer pasar por causa lo que no es)

Estratagema 14
El arte de tener razón
Arthur Schopenhauer

Afectuosamente dedicado, respectivamente, a Pedro I el Tontilente, el Tontiligno o el Doctoriraptor y a su asesor áulico, Ivanus Cuadratus, para que sus destrezas psicopáticas espontáneas se adornen con filosofía de la buena; y a Pablo Soltero, para que aprenda la antiquísima lección de “Roma no paga a traidores”

El Circo de la Moncloa

En la edición dominical del pasado 18 de octubre del año del Señor -o del Maligno (¿?)- de 2020 explicamos el origen del Circo de la Moncloa como experiencia educativa progresista de reeducación de los miembros y miembros del Gobierno sectario y corrupto -pero progresista- del Emperador Pedro I El Tontilente. En efecto, expusimos entonces como el pueblo de Genomia, tras derrocar a dicho Gobierno y, al no saber qué hacer con tal ramillete de cráneos y cráneas privilegiados y privilegiadas -que diría Max Estrella en sus “Luces de Bohemia”- un tribunal democrático -que no demagógico- decidió que era necesario someterlos -por su bien- a un proceso de reeducación. Y alguien tuvo la idea de instalar en el Palacio de la Moncloa un Circo en el que el Presidente, los Vicepresidentes y Vicepresidentas, los Ministros y Ministras, los Secretarios y Secretarias de Estado, los asesores y asesoras, etc., etc. -así hasta un número de 666.666 sujetas y sujetos- aprendieran unas habilidades revolucionarias y desconocidas por completo para ellos: no mentir, no robar, trabajar, etc., etc.

Los números del Circo de la Moncloa

Poníamos punto final a la entrada del pasado domingo disculpándonos ante nuestros lectores – comprendidos lectoros y lectoras- por no poder describir entonces -por razones de espacio y tiempo- los números extraordinarios del Circo de la Moncloa que nos limitábamos a enumerar (Los payasos asesinos, por Fernandito él Mascarillas y La Pequeña Salvadora; El harén de las leonas, por su domador Pablito I el Liberticida; Equilibrios fantásticos, por Pedrito I el Tonto del espejito, también llamado el Tontolente. el Tontiligno o el Doctoriraptor; el Picador de elefantes, por José Manuel Solaba; El tren de la bruja, por Carmencita la Cabra Calva; Yo no soy esa ¿o ese?, número de transformismo en el que el famoso Jeque Aksalram pasa de ser un guardia de asalto a ser una hermosa princesita; La mirada confusa, por Lola la Gorda Ojiplática donde hace juegos oculares al modo de un famosa y tristemente fallecida folclórica y el Gran espectáculo de cetrería por las Abex de Rapiña, bandada de aves carroñeras amaestradas por Pedro I El Tontilente).

Entonces nos comprometíamos a volver sobre ellos en el futuro, para describirlos con el detalle que merecen. Pues bien, cumpliendo con la costumbre -por completo insólita en los días que corren- de cumplir con la palabra dada, pasamos a comenzar el comentario de dos de los números anunciados; dejando para entradas futuras los de los restantes números igualmente asombrosos al objeto de no cansar la atención del respetable.

Los payasos asesinos, por Fernandito él Mascarillas y La Pequeña Salvadora

Según decimos, el número tiene dos autores que se vienen sucediendo en su representación -juntos, separados o “en compañía de otros”- desde el pasado mes de febrero del año en curso.

Comienza en número con Fernandito él Masacarillas -trabajador infatigable donde los haya que esta pluriempleado como cantaor de El Corral de La Moncloa- anunciando sucesiva y simultáneamente que hay que ponerse masacarillas para combatir la pandemia del DIVOC 666, que no, que depende del día, de la hora, del sexo y de la raza del sujeto o sujeta. Hasta que, en un momento, se cansa de tanto esfuerzo, hace “mutis por el foro” y se va a hacer surf a Portulonia (nación vecina de Genomia) y a grabar un programa de “varietés” aventureras buceando, pedaleando, sendereando, subiendo y bajando con el famoso “influencer” televisivo, Jesusito Callejuelas.

Sigue el número entrando en escena La Pequeña Salvadora que hace unas profundas reflexiones filosóficas sobre el confinamiento del aborregado pueblo de Genomia que le llevan a mantener sucesiva y simultáneamente que es necesario el confinamiento, que no, que depende de que sea nacional, autonómico, comarcal, local, total, parcial, perimetral, etc.

El fin de fiesta del número sobreviene cuando entran en escena los 17 Reyezuelos de Taifas -ricamente adornados y adornadas con sus respectivos séquitos de coches oficiales, seguridad, asesores, periodistas y periodistos, etc., etc.- adoptando medidas sanitarias y de confinamiento diferentes, iguales, análogas, voluntarias, obligatorias, recomendadas, etc., etc.

Y el número acaba con la imagen de los cadáveres de 60.000 personas, hombres, mujeres, mayores, menores en un inmenso espacio congelado, solos, abandonados; mientras los millones de individuos e individuas que integran el noble y aborregado pueblo de Genomia contemplan el espectáculo sin protesta alguna, en silencio, acurrucados en los salones de sus casas por las televisiones progresistas, viendo programas de todo tipos de infamias; mientras pacientemente ven como se arruina su salud, sus patrimonios, su libertad y, en definitiva, su vida.

Y, mientras tanto, los políticos y las políticas que rigen sus destinos siguen cobrando sueldos que nunca jamás, hubieran soñado ganar con su trabajo y sus conocimientos y conservan las pensiones máximas para su bien merecida jubilación. Y, además, en un gesto de honradez y generosidad verdaderamente admirable ¡renuncian a subirse el sueldo!.

Equilibrios fantásticos, por Pedrito I el Tonto del espejito, también llamado el Tontolente. el Tontiligno o el Doctoriraptor

Este número de equilibrismo se desarrolla sobre una plataforma metálica en equilibrio cuyo centro ocupa Pedrito I el Tonto del espejito, también llamado el Tontilente. el Tontiligno o el Doctoriraptor y el mérito consiste en que se va desplazando, sin caerse, hacia la izquierda, donde le están espetando -con los brazos abiertos- Pablito I el Liberticida, los pacifistas y famosos defensores de -algunos- derechos humanos (entre los que no esta la vida de los fascistas) de Udlib, del Partido de la Nación Verdadera, el del Exterminio Radical de la Convivencia y “tutti quanti”; y hacia la derecha, en donde le espera Pablo El Soltero, dispuesto a cambiar todo tipo de cromos: juezas y jueces, consejeras y consejeros de empresas públicas, concejales (esto es, concejalas o concejalos, etc. Según decimos, el mérito del número radica en que Pedrito I el Tonto del espejito se mantiene en el centro de la plataforma metálica -que es donde reside el poder- con ligeros desplazamientos ofreciendo lo que sea menester a derecha e izquierda.