Domar:
Sujetar, amansar y hacer dócil al animal a fuerza de ejercicio y enseñanza. Sujetar, reprimir, especialmente las pasiones y las conductas desordenadas. Domesticar (hacer tratable a alguien que no lo es). Dar flexibilidad y holgura a algo. Domar unos zapatos, unos pantalones. Engañar (‖ hacer creer que algo falso es verdadero)
Gueto:
Barrio en que vivían o eran obligados a vivir los judíos en algunas ciudades de Italia, Polonia y otros países centroeuropeos. Zona o barrio habitado por personas que tienen un mismo origen o condición y viven aisladas y marginadas por motivos raciales o culturales. Condición o situación de marginación en que se encuentra una minoría racial, política, ideológica, religiosa etc.
Diccionario de la RAE
Definiciones dedicadas al cada día más anestesiado, más pobre, más esclavo y más aborregado pueblo de Maracas, capital de Genomia, que espera pacientemente, con actitud de “inmunidad de rebaño”, la venida del nuevo Mesías progresista quien, cabalgando sobre el corcel del coronavirus, cambiará radicalmente sus vidas para llevarlas al Cielo del Progreso
Edición dominical del 5 de octubre de año del Señor -o del Maligno (¿?)- de 2020
Cambio de tercio por estado de necesidad
Durante las últimas semanas hemos dedicado la edición dominical de este Diario satírico a relatar algunos Cuentos Infantiles Progresistas (CIPs). Es más, en la última entrada del pasado 27 de septiembre prometíamos seguir la senda cuentista con relatos tan sabrosos como “Cenicienta liberada regresa al harén de Pablito El Liberticida sola y borracha“”, “Pulgarcita se come las miguitas de pan y se pierde” o “El Duquecito arregla la Pandemia”. Pues bien, nos vemos obligados a “cambiar de tercio” (ruego disculpas a las progresistas y progresistos que leen este Diario -o sea, ninguno- por el uso de este término taurino y, por lo tanto, manifiestamente fascista) por el estado de necesidad derivado de que gozamos de las ventajas de vivir en gueto de Maracas y, para comprender la palpitante actualidad, hemos recurrido a la lectura sosegada del clásico Tratado de Sumisión escrito por el abad Sonazet en el año 2020, esto es, hace diez años.
El Tratado de Sumisión del abad Sonazet
En efecto, sumidos en el gueto de Maracas, queremos “poner en común” (expresión cursi y progresista, donde las haya) la obra clásica Tratado de Sumisión escrito por el abad Sonazet en el año 2020, esto es, hace diez años, sobre la base de los datos del Centro de Infamias Sucesivas que dirigía.
El capítulo I del Tratado comienza explicándonos algunas nociones básicas como son la Sociología Epidemiológica (ciencia que estudia la manipulación de la ciudadanía gracias a la influencia de una pandemia), la Epidemiología infamante o la Infamia epidemiológica (ciencia que estudia la manipulación mediática de todo tipo de datos -especialmente del número de fallecidos- a resultas de una pandemia), la inmunidad de rebaño (situación de un colectivo que alcanza la perfecta impermeabilidad a toda idea ajena al poder que le somete) y otros muchos conceptos utilísimos.
El capítulo II del Tratado sigue explicándonos la técnica de la doma de rebaños humanos que se experimentó en Maracas, capital de Genomia, en el año del Maligno de 2020 por el diunvirato pérfido integrado por Pedrito, el Tonto del Espejito (también llamado Doctoriraptor) y por Pablito I el Liberticida (también llamado el Macho Alfa de la Progresía Serrana); con la inestimable ayuda de las huestes aguerridas de Pablito el Soltero. El método de doma comienza por explicar sus fases. La primera de las cuales consiste en aislar a grupos por barriadas durante varios días para, después, permitirles que se junten en ciudades de varios millones de habitantes en las que, gracias a los confinamientos perimetrales, puedan compartir el virus en cuestión. Y todo ello de forma arbitraria y carente de sentido, sin justificación científica alguna más allá de la mera lucha por el poder. Con la invención de comités sanitarios de sabias y sabios desconocidos, misteriosos, inexistentes que emitían criterios epidemiológicos cambiantes. La experiencia de Maracas demostró que, al principio, las ciudadanas y ciudadanos se enojan y protestan pero que la rebeldía dura hasta la tercera arbitrariedad del poder, momento en que la actitud del pueblo muta a sumisión.
No es preciso destacar el papel decisivo que jugaron los medios progresistas y subvencionados de comunicación, en particular las televisiones que, por sus porcentajes de penetración en la población, facilitan el forraje que alimenta el intelecto de la gran mayoría de los votantes. En ellas se ofrecieron programas variados de entretenimiento, información sanitaria, tertulias, tribunales populares (son elección de miss o mister culpable o inocente). Todo ello con grandes espacios de publicidad (“volvemos en 66 minutos”) y sesgos de género con predominio de indeterminación sexual y prejuicio al sexo definido, especialmente al masculino; de clase social con predominio de las clases populares autodefinidas por los líderes y lideresas que no viven de su trabajo; de raza con prejuicio hacia la blanca; etc.
El capítulo III del Tratado continúa exponiendo los efectos de la aplicación de la técnica de la doma de rebaños humanos que se experimentó en Maracas, capital de Genomia, en el año del Maligno de 2020. Y los expone según su alcance en dos categorías:
a) A nivel individual, comenzando por el miedo a lo desconocido porque, ocho meses después del comienzo de la pandemia del DIVOC 666, el común de la gente o sabía cual había sido su origen (oriental, occidental o mediopensionista), cuales sus verdaderos efectos en términos tan elementales como las vidas humanas perdidas, cuales y cuando dispondrían de vacunas, cuales serían los métodos de cura, etc. Y ese miedo condujo a la inseguridad y esta a la pobreza y ella a la dependencia económica de una renta vital universal por falta de trabajo. Relación de causalidades que desembocó en la sumisión individual, que era, precisamente, el objetivo perseguido por la clase política.
b) A nivel colectivo, los resultados fueron igualmente excelentes para la clase política porque los quetos alimentaron una xenofobia sanitaria en forma de miedo concreto a infección vírica (la denominada Maracofobia , esto es, la aversión por una mezcla de miedo/odio a los habitantes de Maracas) y esta alimentó el odio de unas comunidades hacia otras, de unas clases hacia otras, de unas razas hacia otras, etc. Relación de causalidades que volvió a reportar ventajas evidentes al grupo económico-político dominante, a las élites extractivas en forma de perpetuación del dominio y ausencia de crítica con el resultado final de sumisión colectiva.
Y todo lo anterior con la ventaja añadida de la facilidad de implementación de la sumisión gracias a la inactividad de la ciudadanía aborregada que, gracias a una mezcla de comodidad y cobardía facilitó su propia esclavitud a unos costes reducidos.
Nuevo apéndice -no satírico- sobre una obra de arte musical: La Tempranica en el Teatro -semivacío- de La Zarzuela
Los contadísimos seguidoras y seguidores de este Diario de Genomia saben que la semana pasada les ofrecimos un apéndice -no satírico- sobre una obra de arte teatral: Eduardo II ojos de niebla. Pues bien, en esta modestísima cruzada contra la estrangulación de la cultura por los políticos rapaces, siendo conscientes de que la cultura es el único arma que nos puede servir de defensa íntima frente a la sumisión; queremos dejar constancia del magnífico espectáculo que presenciamos en la tarde-noche del día de ayer gozando de una representación soberbia de La Tempranica en el Teatro -semivacío- de La Zarzuela donde Nancy Fabiola Herrera nos llevó, con su voz maravillosa, por las Sierras de Granada.
Como hice en la semana anterior, quiero que conste en este acta volandera y efímera mi gratitud hacia los artistas que se esfuerzan por mantener la cultura en estos tiempos de confinamientos y guetos y recomiendo la obra a mis pocos lectores y lectoras. Si consigo que alguno o alguna acuda, me daré por recompensado en mi labor.