Diario de Genomia: El Corral de Zarzuela

Para amasar una fortuna no se requiere ingenio,
lo que es preciso es carecer de delicadeza

Caballero de Bruix

El cuadro de la monarquia

Este breve periodo de descanso nos ha permitido comprobar cómo la tendencia al cante en la sufrida Genomia no cesa en su intensidad durante los últimos tiempos. Así, cuando creíamos superada nuestra capacidad de asombro después de contemplar el espectáculo “El aplauso infinito” del plantel artístico de palmeros y palmeras del Corral de la Moncloa y su continuación, corregida y ampliada, por la performance “Los veranos en que la pillas” (en una sutil y artística alusión a la extensión de la pandemia en Genomia) de la gran Corrala de San Jerónimo; la Diosa Fortuna nos tenía reservada una sorpresa –o no tanta, porque era la crónica de un escándalo anunciado- en forma del espectáculo “El rey a la fuga” representado en el Corral de Zarzuela por un cuadro artístico muy destacable integrado por el cantaor Juanito I el Trincadilla, la bailaora Karina la Sanguijuela, el cómico Iñaki el Bobo de Vitoria y el espía Ambrosio El Alcantarillas.

Se trata de un espectáculo cómico-flamenco-festivo que comienza cuando el cantaor Juanito I el Trincadilla (así llamado por su afición a trincar cuanto se le ponga a tiro, bien sea de naturaleza material, en particular dinero, aunque admite también joyas, relojes coches deportivos, etc.; o bien de naturaleza humana, preferentemente femenina) conoce a la famosa bailaora nórdica Karina la Sanguijuela (sobrenombre que refleja su capacidad asombrosa de succionar el dinero u otros flujos vitales de quienes le rodean) y deciden seguir el “sendero del oro”, mítico camino que conduce a la riqueza apabullante y que transcurre por los míticos reinos de Arabia, en los que Aladino encontró su maravillosa lámpara.

La trama se complica cuando Karina la Sanguijuela conoce a Ambrosio El Alcantarillas (así llamado por su destreza en deslizarse por el subsuelo urbano) y ambos deciden hacer una serie de delicadas y artísticas –al tiempo que discretas grabaciones de Juanito I el Trincadilla debatiendo con Karina la Sanguijuela diversos temas de actualidad que fueron desde las energías renovables al transporte por ferrocarril de alta velocidad, pasando por otras materias más íntimas y comprometidas.

Y el espectáculo adquiere su punto cómico cuando comparece en escena, por una puerta lateral, Iñaki el Bobo de Vitoria (así llamado por su natural perspicacia que se trasluce de inmediato en su semblante) reclamando su participación en el “sendero del oro”; donde, efectivamente, es admitido pero que ejecuta con tanta torpeza que precipita el descubrimiento final de la trama de corrupción mutinivel.

Acaba el número con el cómico Iñaki el Bobo de Vitoria y el espía Ambrosio El Alcantarillas ingresando en prisión, con Karina la Sanguijuela deslizándose por diversos países del norte de Euronia y con Juanito I el Trincadilla viajando –cual judío errante- por Portulonia y diversos emiratos árabes disfrazado de lagarterana para que todo el número resulte más grotesco y despierte la hilaridad comprensiva del respetable.