Firma autorizada (que no invitada): Ferdinand Nomis Beggar
Presentación
Me presento. Como sabrán, este Diario de Genomia esta intervenido por el Gobierno progresista de Petrus I El Iluminado y su antiguo director, Javier Fernandez Alén se encuentra internado en un Campo de Reeducación Progresista. Yo soy Ferdinand Nomis Beggar, ministro plenipotenciario encargado de la lucha contra la pandemia del DIVOC 666. Soy master en epidemiología creativa, nueva ciencia que consiste en aplicar la técnica de pensamiento marxista -de Groucho Marx- a las cifras de infectados, fallecidos, mascarillas, EPICs y test. De modo tal que, por ejemplo, en mis famosas ruedas de prensa declaro: la quinta parte de la cifra actualizada de mascarillas disponibles es igual a la décima parte de test de la última quincena, descontando el número de infectados en el periodo de los tres últimos meses. Las televisiones amigas retransmiten el mensaje una y otra vez hasta que el noble pueblo de Genomia –previamente adoctrinado por la indomable periodista de investigación Dana Rotsap en una entrevista con el abad Sonazet- comprende que las cifras cuadran por su bien.
El destino infausto de Bonifacio: de la Nueva Normalidad a la Nueva A-Normalidad
En nuestro último encuentro, habíamos dejado a nuestro amigo Bonifacio en un establecimiento penitenciario por haber programado en su canal de la red un programa que fue en descrédito del Gobierno progresista de Genomia y, en especial, de su vicepresidente Paulus I el Liberticida. Programa que los servicios de monitorización del Glorioso Ejército Progresista del Pueblo de Genomia (GEPROPUGE) a las órdenes del General Trueno detectaron y condujeron a su justo castigo.
Pero, como la diosa Fortuna es caprichosa, después de pasar varios meses en un Campo de Reeducación Progresista, Bonifacio tuvo la suerte de que el famoso asesor multiuso del Petrus I el Iluminado, Ivanus Cuadratus, lo fichara para el inmenso y omnipotente Gabinete de Comunicación de la Presidencia de Genomia. Y, viendo sus muchas aptitudes, le encomendara el delicadísimo trabajo de fabricar el “relato” de la desescalada o el despeñamiento que embelleciera la salida de la crisis del DIVOC 666.
Pues bien, Bonifacio se puso a la tarea y, de pronto, tuvo una idea luminosa que consistía en que, ante el panorama terrorífico que se presentaba ante el noble pueblo de Genomia, utilizar la expresión mágica de la “Nueva Normalidad”. Expresión taumatúrgica que permitiría borrar todas las gravísimas negligencias y responsabilidades en que el Gobierno de Genomia había incurrido.
Una vez aprobada la idea por parte de Ivanus Cuadratus, se encargaron 666.6666 carteles con el susodicho eslogan, otros tantos espacios publicitarios en la televisión pública y en 666 Te Vé y varios miles de minutos de anuncios en las radios progresistas. Todo iba bien hasta que, bien sea por la prisa o bien por el entusiasmo, una tecla traidora del ordenador de Bonifacio deslizo una errata en el eslogan que –al modo que le ocurriera a Martin Fieldman en el Jovencito Frankenstein- hizo que la Nueva Normalidad transmutara en Nueva A-normalidad. La ridiculización que de inmediato hizo la reacción aprovechando la errata hizo que Bonifacio diera de nuevo con sus huesos en la cárcel, acusado de sabotaje contraprogresista por el servicio de espionaje de Genomia, dirigido por Paulus I el Liberticida.