Diario de Genomia: La educación caótica en los Diecisiete Reinos de Taifas y Pedrito el vacanicida

Edición dominical 30 de agosto del año del Señor (¿?) de 2020

Un hermoso cuento infantil

La sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos, como todos los padres que no educan a los suyos

Concepción Arenal

La vida feliz en los Diecisiete Reinos de Taifas

Érase una vez que, en el hermoso País de Genomia, dividido en Diecisiete Reinos de Taifas, vivían Pablito e Irenita felices en su mansión del pueblecito de la sierra de Maracas llamado Ragapalag.

Cada uno de los Diecisiete Reinos de Taifas tenían un rey o reina del sexo que libremente eligiera la persona humana que gobernaba su respectivo territorio pensando, día y noche, en el bien de su pueblo.

Entre ellos estaba al Rey Surzullu que gozaba plácidamente de las rentas que le proporcionaba el pánico de los habitantes de su Reino a los Sonusatab, tribu que amendrentaba desde hacía muchos años a los niños y niñas que no eran de su raza superior y decían cositas que no le gustaban. Algunas veces, los niños y niñas de la tribu de los Sonusatab se enfadaban tanto que enviaban a los discrepantes al Reino del Más Allá, donde decían que se estaba en la paz absoluta, pero los mayores no querían visitar.

También estaba el Rey Orrat, que gobernaba Genomia del Noroeste insultando todo el día a su enemiguitos de los otros reinos, conducta cívica premiada con más y más dinerito de los reinos inferiores.

En un pequeño Reino de Genomia del Norte vivía el Rey Chorizo -así llamado por su apellido embutido- que gobernaba desde el pleistoceno a base de frases y posturas demagógicas que le han facilitado una adaptación camaleónica del azul al amarillo, pasando por el rojo o el color que fuera menester adoptar.

En otro Reino de Genomia de Levante mandaba el Rey Omix Giup que, bajo su gran peluca, cobijaba un corazón y un cerebro solidario con su hermanito que -como ya hemos relatado otras veces en este Diario- consigue el milagro bíblico de los panes y los peces que consiste en cobrar subvenciones para un pueblecito de 66 millones habitantes, cuando únicamente viven 6.000.

Y no seguimos porque la descripción de los reyezuelos y reyezuelas de los de los Diecisiete Reinos de Taifas sería inacabable, al tiempo que asombrosa.

El bichito malo llega a Genomia y a sus Diecisiete Reinos de Taifas

Lo cierto es que los habitantes de los Diecisiete Reinos de Taifas de Genomia vivían felices y despreocupados hasta que, un día, un bichito malo cruzó las fronteras del país e inexplicablemente, cruzo también las fonteritas de cada uno de los Diecisiete Reinos de Taifas, sin respetar tradiciones, culturas, memorias históricas, RHs sanguíneos, estructuras craneales ni otros signos de identidad que enorgullecen a sus pueblos.

Y comenzaron a enfermar y morir los habitantes por miles y el mandamás del Genomia, Pedrito el Niño del Espejito, a través de las televisiones sectarias, comenzó e emitir diariamente un nuevo programa infantil-juvenil-adulto-senil titulado “Vamos a contar mentiras”, sobre la base de la canción que insistentemente cantaba el grupo The Village People compuesto por personajes vestidos de militares, policías, epidemiólogos, etc. que le acompañaban diariamente y cuya letra decía: “Por el mar corren los test, por el mar corren los test, (…) por el monte mascarillas, tralará, por el monte mascarillas”.

Y así estuvo varios meses hasta que Pedrito el Niño del Espejito vio que morían muchos niños y decidió largarse de vacaciones cantando el famoso tema: “Ahora os coméis el marrón” a los reyezuelos y reyezuelas de los Diecisiete Reinos de Taifas que se lanzaron por las migajas de poder agónico con la avidez de las hienas (con perdón para tan sonrientes cánidos por la comparación).

La vuelta al cole

Mientras Pedrito el Niño del Espejito se fue de vacaciones, la siempre simpática y afable ministra de ¿educación? Luzbel Alec La Sonrisa del Cantábicoy el siempre misterioso ministro de ¿? Rufino Castolls, el Catalateño permanecieron desaparecidos, delegando sus evidentes responsabilidades -en sentido propio- en los ministritos y las ministritas de educación de los Diecisiete Reinos de Taifas.

Y el resultado fue una vuelta al cole muy divertida, por variada, ya que cada Reino de Taifa tuvo sus propias instrucciones con diferentes edades de incorporación a las clases, normas de separación entre niñas y niños, vestiditos, comiditas, autobusitos, etc.

Y, así, el bichito malo -que no conocía las fonteritas de cada uno de los Diecisiete Reinos de Taifas- siguió asolando a la población de Genomia y especialmente, a los niños y niñas y sus papas y sus mamás lloraron amargamente los resultados de su pasividad cobarde.

Las bonitas y merecidas vacaciones de Pedrito el vacanicida

Ya hemos visto que Pedrito el Niño del Espejito, cuando vio que morían muchos señores y señoras, decidió largarse de vacaciones cantando el famoso tema: “Ahora os coméis el marrón” a los reyezuelos y reyezuelas de los Diecisiete Reinos de Taifas

Pues bien, a su regreso de tan merecidas vacaciones, el Gobierno del Partido de los Seminaristas Ortodoxos Episcopalianos decidió organizar un concurso infantl de redacción titulado “Que es un líder para ti” que consistió en comentar una imagen de Pedrito El Niño del Espejito paseando por las playas de La maleta y de Las cienaguillas aplicando una serie de neologismos para ver cual era el más adeacuado:

a) Veranista, para definirlo como Veraneante escapista o Veraneante narcisista.

b) Veranecil, para definirlo como Veraneante imbécil.

c) Veranoso, para definirlo como Veraneante ambicioso.

d) Veranorrupto, para definirlo como Veraneante corrupto.

e) Veranicida, para definirlo como Veraneante homicida.

Y el ganador del concurso fue Bonifacito, hijo de Bonifacio de Genomia, que propuso definir a Pedrito el Niño del Espejito como Veranicida. La criatura renunció al premio del concurso, que consistía en pasar un fin de semana en el Palacio de la Moncloa jugando al conocido divertimento infantil “Encuentra La Neurona Perdida”.

Y este bonito cuento tiene un final feliz porque, mientras la ciudadanía de Genomia sigue viendo pasar -como cuadra de borregos y borregas enmascarados y silentes- el Botijo Express al tiempo que se muere y se arruina por la gestión caótica del DIVOC 666 por parte del grupo Village People -desaparecido en combate- y los Diecisiete Enanitos de Taifas; Pablito e Irenita siguen viviendo felices en su mansión del pueblecito de la sierra de Maracas llamado Ragapalag.

El que tenga oídos, que entienda