Mas allá del arco iris. Capítulo 1. Una cena de amigos en Florencia

Nota del editor: Con esta entrada iniciamos una segunda serie de 10 capítulos titulada “Mas allá del arco iris” que sigue la senda trazada por la serie anterior de los 10 capítulos de “Un Nuevo Orden Mundial (NOM)” que se publicaron en este mismo blog entre los días 1 y 10 de abril de 2020.

Cuatro personas contemplaban, desde el Ponte Vecchio de Florencia, cómo las cenizas de quien un día fue Giulia Capreli se deslizaban mansamente río abajo sumidas en la corriente del Arno. Se cumplía así la   voluntad postrera de quien había fallecido en la UCI del hospital de Hu, remitida por la Universidad Pública de Senlin, debido a un fallo multiorgánico derivado de una neumonía bilateral causada por el nuevo y misterioso virus DIVOC 666. 

Junto a quien fue su amigo y amor platónico, el Doctor Stefano Costi y a sus amigas, la Doctora Alessandra Rossi de la propia Florencia donde estaban y Airanna Copola de Roma; estaba Francesco Capreli, hermano mellizo de Giulia, quien dirigía un estudio de arquitectura en Milán. No les pudieron acompañar sus padres, ingresados en una residencia de su Bérgamo natal.

Francesco Capreli observaba la escena recordando los interminables veranos de su infancia en la casa estival que la familia tenía en Fiesole. Allí, él y Giulia compartieron tiempos felices de esos que se conservan en una esquina remota de la memoria para salir a la superficie cuando consideran oportuno, como si tuvieran vida propia. En esos recuerdos dorados, Giulia buscaba, en su horizonte próximo, plantas y animales, cargada de buenas intenciones; mientras que él, movido quizás por una incipiente vocación arquitectónica, demoraba las horas contemplando las vistas majestuosas de una Florencia acostada en la llanura donde resaltaban la Cúpula imposible del Duomo de Brunelleschi y la Torre del Palazzo Vecchio en la Plaza de la Signoria. Todos estos recuerdos se habían activado por la visita que, durante la tarde, Francesco había realizado a Fiésole para contemplar los restos abandonados de Villa Arianna, la antigua casa familar en la que transcurrieron tantos y tan felices veranos. 

Tras la ceremonia, los cuatro amigos se dirigieron a cenar al Restaurante “Vincanto”, en la Plaza de Santa Maria Novella. Y la conversación, que inicialmente giró en torno a los recuerdos gratos que suscitaba su amiga Giulia; fue girando para colocar su epicentro en torno a su aventura oriental y las extrañas circunstancias de su muerte. Ocasión que aprovechó el Doctor Costi para hacer entrega a Francesco, en su condición de hermano de Giulia, de la urna que contuvo las cenizas de su hermana y el pasaporte que le habían entregado las autoridades de Senlin. Lo que provocó, de inmediato, la extrañeza de Francesco al no haber entregado ni las pertenencias ni el informe de autopsia. Lo que, en su momento, también le extraño a Stefano Costi y así lo hizo saber en su día a las autoridades de Senlin.

Acabada la cena, el Doctor Costi le indicó discretamente a Francesco su deseo de tomar una última copa con él, puesto que, al día siguiente, uno regresaría a Verona mientras que el otro lo haría a Milán. Cuando ambos quedaron solos, el Doctor Costi le entregó a Francesco un pendrive que contenía los correos electrónicos cruzados con Giulia y los dos informes que le había remitido Giulia desde Senlin y que había traducido su doctoranda, Paola Zhao: En primer lugar, el Informe “Pandemia-DIVOC 666” remitido por el Doctor Shaoran, Director del Departamento de epidemiología y biotecnología molecular de la Universidad Pública de Senlin, a su padre, el General Sima Y, en segundo lugar, el “Informe sobre la implantación de un Nuevo Orden Mundial” (Informe NOM” que el General Sima, Director del Departamento de guerra bacteriológica y química del Ministerio de defensa del Glorioso Ejército Revolucionario había presentado ante el Comité Supremo del Glorioso Ejército Revolucionario.

Avanzada la madrugada, ambos se despidieron comprometiéndose a buscar la verdad del origen y de las características del DIVOC 666 por la necesidad de prevenir el enorme riesgo que veían cernirse sobre Italia y sobre el Orbe entero. En el caso de Francesco, a los motivos anteriores se unía el de honrar la memoria de su hermana Guilia, en una suerte de duelo aplazado que compensara la terrible soledad que acompañó a su hermana en el momento de su muerte. Ensimismado en esos pensamientos llegó a la habitación del Hotel Tornabuoni, cuya bellísima y caótica distribución de habitaciones, fruto de su inicial naturaleza palaciega, subyugaba su sensibilidad arquitectónica.

En el tren de regreso a Milán, Francesco, revisando el pasaporte de Giulia que le había entregado Stefano Costi, descubrió una nota con las señas del Doctor Shaoran. Una vez en su estudio de Milán, Francesco Capreli dedicó los días siguientes a leer con detenimiento los correos electrónicos cruzados por el Doctor Costi con su hermana Giulia y los dos informes que le había remitido Giulia desde Senlin. Y, ello, unido a la falta de pertenencias y de informe de autopsia, despertó en él una sospecha tal que le obligaba a viajar a Senlin para descubirir como, y por qué había muerto su hermana. Y así lo hizo.

CONTINUARÁ …