Ponía punto final a la entra de este blog del pasado día 28 de agosto de 2021 sobre mis diálogos asombrosos y amables con los difuntos sobre la necedad advirtiendo a los amables lectores que “mientras los Hados tengan la deferencia de visitarme acompañados de viejos sabios que susurren máximas interesantes sobre temas universales como el odio, el temor, la cobardía o el amor, conversaré con ellos y con los lectores de este SSG”. Dado que tengo la extraña costumbre de cumplir mi palabra -rareza insólita en esta época del pensamiento más que líquido, viscoso y de la post-verdad (o mentira descarada)- y dado que he recibido recientemente una nueva visita de los hados y los sabios susurrándome máximas sugerentes sobre otra pasión humana básica, cual es el odio; procedo a compartir algunas reflexiones sobre tan espinosa cuestión.
La oportunidad de este número extraordinario del SSG es máxima cuando comprobamos que, durante estos últimos días, en Genomia el odio inunda los medios de comunicación, los debates y hasta el Código Penal.
Ha de iniciar estas reflexiones sobre el odio subrayando un hilo de continuidad que une esta entrada con la previa sobre la necedad porque constato que el odio es una secuela, efecto colateral o subproducto de la necedad que mueve a la humanidad entera. De esta manera, habiéndonos ocupado en entradas previas de este SSG de la mentira, que es la necedad disfrazada y de la propia necedad, que genera la mentira y el odio; es armonioso tratar ahora del odio que es forma miserable de la necedad para ir dibujando una suerte de círculos concéntricos de pensamiento crítico.
Y, como en anteriores ocasiones, procede describir algunas características ontológicas del odio para aproximarnos a la comprensión de pasión humana tan compleja.
El odio psicológico
Comenzamos a relatar las notas del odio con Don José Ortega y Gasset que, a medio camino entre la filosofía y la ontología, nos explica: “Odiar a alguien es sentir irritación por su simple existencia”. Odio irritativo que, como pecadores que somos, hemos de confesar que es una pasión que invade crecientemente nuestro espíritu.
Y, en este deambular por la filosofía y la psicología del odio, no podía faltarnos la compañía de Friedrich Nietzsche que nos susurra: “No se odia mientras se menosprecia. No se odia más que a un igual o superior”. Tratado sucinto del odio aristocrático que tantas veces hemos verificado en la academia.
El odio solidario
Puede parecer paradójico unir un pecado nefando como el odio con una virtud admirable como la solidaridad. Pero la paradoja desaparece cuando Jacinto Benavente nos dice: “Es triste condición de la humanidad que más se unen los hombres para compartir odios que para compartir un mismo amor”. Lo cual no solo es lamentablemente cierto sino que -como nos muestra una somera ojeada a la Historia Universal- constituye la base sociológica de algunas religiones y de casi todos los partidos políticos.
El odio pródigo
A medio camino entre la economía y la medicina cardiaca encontramos la sentencia que nos susurra Noel Clarasó: “Odiar es un despilfarro del corazón y el corazón es nuestro mayor tesoro”. Aunque muchos nos tememos que esta crítica de la prodigalidad anímica, de aplicarse, dejaría sin entretenimiento a muchos de nuestros congéneres.
El odio sociológico
Y con la sociología hemos topado cuando Lord Chesterfield nos dice: “La gente odia a quien le hace sentir la propia inferioridad”. Máxima del odio mesocrático que puede servir de base a la envidia igualitaria y del liderazgo de los tontópatas que generan naturales empatías entre los imbéciles porque es imposible que provoquen y alimenten sentimientos de inferioridad entre los necios y necias que les aplauden y votan.
Siguiendo, cual mineros, esta veta del odio sociológico que explica la base sociológica de algunas religiones y de casi todos los partidos políticos cuando encontramos a Alphonse Daudet diciendo: “El odio es la furia de los débiles”. Máxima que nos consuela porque nos ayuda a comprender la demagogia furibunda en la que vivimos instalados.
Y, ascendiendo por la vía fructífera del odio sociológico, encontramos otra frase de mucho consuelo en el pensamiento de Ugo Foscolo cuando nos susurra: “El desprecio es un sentimiento del que pocos muy pocos mortales son verdaderamente capaces. El odio es mucho más frecuente”. Razón por la que últimamente me sorprendo cultivando un desprecio aristocrático hacia gran parte de mis des-semejantes y desprendiéndome perezosamente del odio demagógico. Con lo que experimento un sentimiento de liberación verdaderamente placentero.
Desprecio aristocrático que me esfuerzo en cultivar para evitar concluir en un recorrido circular del tipo que señala William Hazlitt al decir: “Las antipatías violentas son siempre sospechosas y revelan una secreta afinidad”. En definitiva, por nada del mundo querría terminar como los protagonistas de la obra costumbrista “Los extremeños se tocan”.
Esta misma dirección lúcida me conduce al consejo de Juan Luis Vives cuando me advierte que “El hombre perdona algunas veces el aborrecimiento, pero jamás el menosprecio”. Y calificamos de lúcida a esta máxima que define el odio resentido porque hemos verificado su exactitud en multitud de ocasiones dentro de nuestra larga vida universitaria.
Y, caminando a los hombros de gigantes, descubrimos un secreto del liderazgo que pocas veces se trata en las escuelas de relaciones políticas de las carísimas universidades norteamericanas cuando William Shakespeare nos dice: “Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento”. Razón que explica que imbéciles mediocres que concitan un extraño consenso que propicia la manipulación de esa irracionalidad siempre latente en la opinión pública lideran nuestras sociedades y, lo que es peor, determinan nuestras vidas y haciendas.
La liberación del odio
Y, como siempre, queremos poner punto final a este entrada del SSG con la frase optimista de Stendhal que nos dice: “Intenta no ocupar tu vida en odiar y tener miedo”. Máxima de verdadera economía de la existencia humana que, además, nos servirá de pasarela con la siguiente pasión poderosa que abordaremos en este SSG cual es el miedo.
CONTINUARÁ…