La utilidad de este nuevo obsequio navideño para nuestra clase política: las puertas giratorias como nuevo argumento en la negociación de la investidura
El deseo cordial de felicidad que inunda al orbe entero en estas Fiestas -con perdón reaccionario- Navideñas o -sin perdón progresista- del solsticio de invierno alcanza incluso a este blog satírico, acusado en ocasiones de vitriólico. Es por ello por lo que, movido nuestro ánimo por el “tsunami” de amor universal que nos arrastra; queremos, desde nuestra humildad -rayana en la insignificancia- , hacer un nuevo obsequio a nuestra clase política porque, desde el último regalo que le hicimos con nuestra entrada del pasado 23 de diciembre -titulada “Un bonito regalo navideño a nuestra clase política: De políticos, masters y universidades”- no ha cejado en su empeño de transitar desde la felonía a la cobardía, todo ello – parafraseando la famosa obra del maestro de la dramaturgia Antonio Buero Vallejo- “en la más ardiente opacidad” . Todo ello con el beneficio ejemplarizante que ello causa en la ciudadanía progresista, reaccionaria y mediopensionista.
A este evidente beneficio cívico hemos de añadir otro que concurre en este caso, a la vista del contenido del relato ejemplar que a continuación reproducimos y que ya se publicó con el mismo título y contenido por Javier Fernandez Alén como firma invitada en el blog de ajtapia.com el 19.01.2018. Esta nueva ventaja reside en que, dado que, en estos días, nuestra clase política sacrifica su merecido descanso navideño en aras del bien general para realizar procesos de negociación de investidura a múltiples bandas, en los que se intercambian las más variadas prestaciones; pueden añadir al muestrario horripilante de favores recíprocos que están dispuestas y dispuestos a intercambiar alguna puerta giratoria empresarial que permita a la política o político de turno viajar -parafraseando la hermosa promesa matrimonial- “desde la pobreza a la riqueza, desde la enfermedad a la salud, a lo largo de todos los días de su vida”. Y, de este modo convertirse en un factor decisivo clave para alcanzar el pacto soñado.
Por lo anterior y para el eventual solaz de la concurrencia, procedemos a reproducir literalmente la referida entrada de 19 de enero de 2018:
El misterio de las puertas giratorias. Tráfico de influencias. Como el delito puede convertirse en ciencia
El misterio de las puertas giratorias que se convierten en tiovivos
Comparecemos de nuevo ante la selecta concurrencia de este blog, con el pertinente permiso de su anfitrión, para intentar explicarles y explicarnos el mecanismo denominado de las “puertas giratorias” que se presenta ante nosotros como un fenómeno, por una parte, polifacético y complejo, ya que presenta perfiles sociológicos, políticos, profesionales y empresariales; y misterioso, puesto que, según veremos, ofrece facetas difícilmente explicables.
Y nuestro interés actual nace de las noticias que hemos leído en la prensa económica y de información general de estas últimas semanas que daban cuenta de cómo algunos de quienes fueron en su día destacadísimos responsables políticos de nuestro país transitaban de unas corporaciones a otras y de unas a otras firmas de abogados. Pues bien, estas noticias nos han traído a la memoria otras muchas precedentes de los últimos años tanto en nuestro país como en el extranjero en parecido o igual sentido –porque parece que las puertas entre lo público y lo privado giran en todo el orbe- con la particularidad en los últimos tiempos parece que las puertas giratorias que, desde siempre, han permitido a los políticos reubicarse en grandes corporaciones que algunas veces dependieron de su imperium o en destacadas firmas de abogados, tras pasar, en su caso, por los periodos legales de incompatibilidad; parecen incrementar su velocidad de giro y la reciprocidad de sus movimientos hasta convertirse en verdaderos tiovivos para solaz del público que, con cierta envidia, contempla, absorto, sus progresos y fortunas.
Y, entonces, surge nuestro asombro y nuestra pregunta bienintencionada: ¿Cómo es posible que un político o política que precisa dedicar todo su tiempo a las labores representativas del pueblo encuentre disponibilidad de tiempo en tan ajetreada vida para elaborar una tesis doctoral o para preparar un concurso a una cátedra? ¿Cómo es posible que ese mismo político o política adquiera, durante el desempeño de su cargo, conocimientos y experiencia profesionales tales que justifiquen su “fichaje” por corporaciones, consultorías o firmas de abogados que, con anterioridad, nunca los hubieran contratado por sus méritos precedentes?
Y la única explicación que se nos ocurre es que la tarea política “imprime carácter” al elegido o elegida, hasta el punto de que potencia las capacidades –con frecuencia, inicialmente escasas y menguantes- de nuestros políticos o políticas hasta el punto de que, no mostrando aparente mejora en aquellas capacidades, experimentan un proceso físico y psíqjuico parecido a la transfiguración que solo se expresa cuando abandonan sus cargos por voluntad propia o de sus electores.
Cómo transformar el delito de tráfico de influencias en actividad científica
Y la explicación anterior tranquiliza nuestro espíritu y lo aleja de la más leve sospecha del tráfico de influencias tipificado como delito en nuestro Código Penal de dos maneras, según la naturaleza –pública o privada- de su autor. Así, en el primer caso, el artículo 428 dice que “el funcionario público o autoridad que influyere en otro funcionario público o autoridad prevaliéndose del ejercicio de las facultades de su cargo o de cualquier otra situación derivada de su relación personal o jerárquica con éste o con otro funcionario o autoridad para conseguir una resolución que le pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para un tercero, incurrirá en las penas de (…)” mientras que el artículo 429 dispone que “el particular que influyere en un funcionario público o autoridad prevaliéndose de cualquier situación derivada de su relación personal con éste o con otro funcionario público o autoridad para conseguir una resolución que le pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para un tercero, será castigado con las penas de (…)”.
Y la anterior explicación se completa con el informe que la Universidad de los Grandes Lagos (la UGLA), pretigioso centro académico próximo a Chicago y defensor del liberalismo en sus faceta más pura ha publicado demostrando –de forma semejante a lo que ya demostró con los abusos de información privilegiada o “insider trading”- que, empleando la metodología del análisis económico del Derecho, el libre y creativo desarrollo del tráfico de influencias basado en el uso intensivo de las puertas giratorias entre lo público y lo privado permite una asignación de recursos mucho más eficiente que su prohibición y su penalización. El coste de agencia de penalizar estas conductas es muy superior que el de permitirlas.
La UNITONTA ofrece un nuevo master de “carrouseling”
Visto lo anterior, la Consultora Académica Jurídica Abierta (CAJA) –de la que hablamos en entradas previas- ha entregado en fechas recientes a la Universidad Total Trasatlántica (UNITONTA) un informe detallado son dos recomendaciones:
a) La creación de un nuevo master denominado de “carrouseling”, destinado a facilitar a los estudiantes que acudan al mismo los conocimientos básicos para triunfar ellos mismos o asesorar a políticos, funcionarios, profesionales o empresarios en el difícil arte del tráfico de influencias y del uso de las puertas giratorias. Este master será complementario y se ofertará a mitad de precio con el Curso de Coaching Jurídico (CUCOJU), del que hablamos en anteriores ocasiones.
b) La instauración de un premio anual que llevará por nombre “Giróvago del año” -en conmemoración de los monjes que, por no sujetarse a la vida regular de los anacoretas y cenobitas, vagaban de uno en otro monasterio y de la orden de derviches giradores de Turquía- que reconocerá el especial mérito del político, funcionario, profesional o empresario que haya transitado bien directamente o bien “mediata persona” desde lo público a lo privado o viceversa obteniendo los mayores beneficios de tan apasionante viaje.