Me veo obligado a asumir personalmente -sin firmas invitadas- la honrosa tarea, al tiempo que inmenso honor, de glosar un acontecimiento histórico nacional, internacional e incluso galáctico -como así lo han calificadfo sus protagonistas- que es, ni mas ni menos, la votación de investidura del nuevo presidente del gobierno –de progreso y diálogo- de Genomia.
Aun cuando algún retrógrado o reaccionario -en definitiva, algún “facha”- haya calificado el acontecimiento al modo borgiano de capítulo de la Historia Universal de la Infamia; ello no es sino el fruto de la reacción y, ¿por qué no decirlo?, de la secreta envidia y mal disimulada admiración por el definitivo acceso al poder del Progreso (con mayúscula ).
Empezaré por glosar al nuevo líder de Genomia, Genius, a quien ya conocemos en este blog satírico no solo por sus hazañas políticas sino también por sus méritos académicos (!que no decir de su secreta y afamada tesis doctoral!, que marcó un antes y un después en la investigación científica de la economía europea) y literarios (!como olvidar su obra magna sobre la resiliencia!, auténtico tratado sobre esa virtud descrita por el nobel C J Cela cuando señalaba que “el que aguanta gana”). Pues bien, en un acto de generosidad sin precedentes, el líder ha decidido extender la sensación de insomnio que decía padecer a toda la población de Genomia. Es más, ha querido potenciarla y compatirla con gran parte de la ciudadanía genomiesa en forma de verdadera pesadilla.
Y si del nuevo líder pasamos a los partidos firmantes de los varios pactos asimétricos de progreso que están dispuestos a traer la igualdad, el amor, la justicia social y, en definitiva, la paz a Genomia (denominados en conjunto los “Pactos del Progreso de Maracas” o PAPROMA); hemos de comenzar mostrando nuestra sana admiración rayana con la envidia hacia el Partido de la Noción Verdadera que, a pesar de estar radicado en una parte de Genomia, gracias a su lelatad y buene fé, logra, desde hace ya muchos años, condicionar la política del país entero beneficiándose de algunos accidentes infortunados.
Tampoco podemos olvidar al Partido de la Sensatez Constante que, radicado también en una parte de Genomia, consigue una influencia en todo el Estado genomiés desproporcionada a su número de votantes. Y todo ello gracias a sus sólidas convicciones de igualdad, libertad y fraternidad.
Ha firmado también -aunque en este caso con enorme discreción- uno de los muchos pactos asimétricos del progreso que conducirán, previiíblemente, a la investidura de Genius el Partido de la Estrategia Rectilínea Congruente, igualmente radicado en una parte de Genomia que, a base de actuaciones pacíficas (por ejemplo, con cortes de carreteras que son, en el fondo, una invitación a la quietud para estimular la meditación profunda budista portadora de paz a los cerebros) y congruentes con el sistema político que se debería haber dado la población de Genomia (pero que, al no haber sido así, debe ser introducido por via recta -¡ojo, no rectal!- o intravenosa).
Y hemos de finalizar este recorrido admirativo de los partidos firmantes del principal pacto asimétrico del progreso -integrado en los PARPROMA- que conducirá a la investidura de Genius con el Partido Posibilita Democrático Molecular Sencillo que une a la probada honradez en su financiación y a la austeridad inmobiliaria de la pareja reinante; su sentido internacional que ha llevado a sus lideresas y lideresos a visitar -a costa de un enorme sacrificio personal y unos parcos emolumentos- numerosos países hermanos de Iberoamérica para exportar los profundos conocimientos de la democracia -e incluso de la economía, con estudios revolucionarios de nuevas monedas- y colaborar con la llegada al poder de líderes -curiosamente, todos varones- democráticos que han hecho avanzar socialmente a sus respectivos pueblos logrando el milagro marxiano -de Groucho, que no de Karl- de pasar, gracias a muchos esfuerzos y en poco tiempo, de la pobreza a la miseria más absoluta.
CONTINUARÁ … porque estamos convencidos que el futuro político inediato de Genomia será apasionante hasta el punto de que veremos cosas que -al modo de la de San Pantaleón- nos licuarán -o helarán¿?- la sangre.