CAPÍTULO 4. UNA DISCRETA VIGILANCIA

Lo que desconocían tanto Marie como Dante era que el Sr. Smith, consejero delegado de la multinacional farmacéutica Biotech, como experto virólogo de prestigio internacional acreditado, se había opuesto a comercializar de inmediato el proyecto de la vacuna inicial contra el DIVOC que había conseguido aislar su laboratorio hasta que no superase las preceptivas pruebas epidemiológicas sobre sus efectos adversos.

Lo anterior provocó la natural ansiedad de los restantes vocales del Consejo de Administración que no eran médicos, virólogos o farmacéuticos sino que, en su totalidad, eran financieros y abogados representantes de los distintos  Fondos de Capital Riesgo que habían invertido una cuantiosa suma de dinero en Biotech ante las expectativas de crecimiento que despertó la pandemia del DIVOC. Todos ellos aguardaban, impacientes, los retornos de tan cuantiosa inversión en forma de dividendos para las entidades que representaban y -los que no era menos relevante- de bonus para ellos mismos como administradores de Biotech. 

La tensión que generó la actitud del consejero delegado, el Sr. Smith, se agravó hasta el paroxismo cuando de los vocales del Consejo de Administración de Biotech contemplaron cómo las restantes multinacionales farmacéuticas que competían en tan selecto como estrecho nicho de negocio iniciaban la comercialización de sus vacunas -en muchos casos, experimentales- contra el DIVOC sin tantos miramientos en materia de pruebas epidemiológicas sobre sus efectos adversos como las trombosis pulmonares o cerebrales o la aceleración de procesos tumorales que había verificado que ocasionaban sus vacunas. Y, lo que agravaba aún mas, si cabe, la situación era que estos competidores firmaban contratos millonarios con las organizaciones sanitarias globales que amparaban, a su vez, los contratos que suscribían con los Estados de los países desarrollados que compraban millones de dosis de sus vacunas. Todo ello se reflejaba en un alza espectacular y continua de la cotización de sus acciones, con ganancias hasta entonces nunca conocidas que repartían generosamente entre organizaciones internacionales, Estados y los respectivos funcionarios; amén de los medios de comunicación que repetían incansablemente los beneficios del proceso global de vacunación indiscriminada de toda la población que, a su vez, garantizaba el consumo de los millones de dosis de vacunas vendidas creando un «circulo virtuoso» de riqueza global tan evidentemente grosero como eficiente.

La situación desembocó en una crisis insostenible de tal manera que el consejero delegado, el Sr. Smith se convirtió en un obstáculo insoluble en términos puramente financieros porque el blindaje de su contrato de alta dirección impedía cesarlo con un coste asumible para los Fondos de Capital Riesgo dueños del capital de Biotech. Y, a la vista de las pérdidas millonarias que estaban sufriendo por la espera en lanzar al mercado su vacuna experimental contra el DIVOC fruto de lo que consideraban un empecinamiento injustificado de su consejero delegado, el Sr. Smith;  los dueños decidieron prescindir de su persona, en el sentido más amplio del término y contratar a un nuevo consejero delegado. La elección recayó en un virólogo de fama mundial que había permanecido oculto en los últimos tiempos, el Doctor Shaoran, quien fue Director del Departamento de epidemiología y biotecnología molecular de la Universidad Pública de Senlin; que parecía haber sido el origen de la pandemia mundial del DIVOC. Extremo que no pudo ser verificado por la firmeza del país de origen y la debilidad -quizás interesada- de las organizaciones globales de sanidad.

Mientras tanto, durante las semanas que siguieron al incidente acaecido en el Tiergarten, las vidas de Marie y de Dante transcurrieron con normalidad. Las de ambos comenzando por las carreras matinales por el Tiergarten; la de ella acudiendo diariamente a cursar las clases el Máster en Historia del Arte en la Universidad de las Artes de Berlin completadas por sus prácticas de técnicas de restauración en el Pergamonmuseum; y la de él, asistiendo a diario a la Universidad Humboldt de Berlín, donde avanzaba en su tesis doctoral sobre patentes farmacéuticas, al tiempo que acudía, por las tardes al departamento jurídico de la multinacional farmacéutica Biotech donde cursaba unas prácticas extremadamente útiles ya que le permitían confrontar con la práctica la utilidad de sus investigaciones teóricas.

Dante le informó a Marie que el fallecido Sr. Smith había sido inmediatamente reemplazado y que el nuevo consejero delegado de la multinacional farmacéutica reemplazado por el Doctor Shaoran, quien se había mostrado mucho más dinámico que su predecesor en el proceso de investigación, patente y fabricación de la vacuna contra la epidemia del DIVOC 666 que asolaba el mundo. Por lo demás, su grado de exigencia no era óbice para que se mostrara extremadamente afable con Dante y particularmente interesado en los resultados de su tesis doctoral sobre patentes farmacéuticas.

Por su parte, la única sombra difusa que se cernió sobre la vida de Marie surgió de un incidente un tanto extraño, cual fue la sensación de haber visto, tanto en los edificios de la Universidad de las Artes de Berlin como en la entrada del Pergamonmuseum; a los dos hombres de fuerte complexión con quienes se había cruzado el día del incidente del Tiergarten. Cuando le comento a Dante, con cierta preocupación, esta sensación de estar siendo vigilada y ante las dudas de que podía estar sufriendo un pequeño brote paranoico, le comentó que creyó identificarlos por el mechón de pelo blanco que adornaba la cabellera de uno de ellos.