Las didácticas y los didácticos. Regreso a Genomia

Regreso a Genomia

Desde hace algo más de una semana había abandonado mi querida Genomia para intentar descubrir el origen –evidente- de la pandemia que nos asola. La “morriña” me ha obligado a preparar apresuradamente las maletas y regresar a su capital Maracas, donde encuentro al país más esplendoroso en infamia, si cabe, que cuando lo deje.

Las didácticas y los didácticos

Reconfortado mi espíritu al ver asegurada una larga vida para este blog satírico, abordo el primero de los aspectos que me llaman poderosamente la atención a mi regreso, que no es otro sino la proliferación de didácticas y didácticos que ha provocado el continuo acceso, durante las 24 horas del día, con sus noches incluidas, de los políticos gubernamentales a los medios de comunicación amigos (redundancia innecesaria por la que pido disculpas). Así, la población, confinada e inerme, se ha visto acosada, día y noche, por declaraciones y ruedas de prensa selectivas donde las madres y los padres de la patria han tenido a bien explicar las causas y efectos de la pandemia del coronavirus sobre las vidas de los aterrados espectadores.

Y así, desde que Sócrates practicara la mayéutica en las plazas de la antigua Atenas, desde que Platón enseñara su Teoría de las Ideas en su Academia, desde que Aristóteles hiciera lo propio con la retórica en su Liceo y desde que Rousseau publicara su famosa obra “Emilio o la Educación”; no ha habido generación en la Humanidad que haya tenido el privilegio de conocer y disfrutar de las enseñanzas de las didácticas y los didácticos que pueblan el Gobierno de Genomia y aparecen, día sí y día también,  hora tras hora, agazapados tras las pantallas de las televisiones amigas.

Entre las didácticas, hemos tenido el placer de contemplar, atónitos, las ruedas de prensa de la Ministra de paro de Genomia, en las que sus dificultades manifiestas de expresión rayanas con un grado limitado de alfabetización funcional se unían armoniosamente a su vocación didáctica que expresaba en forma de movimientos espasmódicos- Todo ello con un éxito perfectamente descriptible porque la audiencia no entendió absolutamente ninguna de las medidas expuestas. Y qué decir de la portavoz que aportó a la ciencia médica el nuevo concepto de la pandemia espontanea, cuando hasta ahora únicamente se conocía la pandemia premeditada. Para acabar con la responsable –nunca mejor dicho- de las relaciones exteriores de Genomia quien ha guiado a las periodistas y los periodistos por el complejo mundo de las relaciones internacionales al modo de un hermoso cuento infantil lo que, de forma incomprensible, molesto a algunos de ellos, en una prueba más de su ingratitud endémica.

Y si pasamos a los didácticos, nuestro espíritu no puede dejar de asombrarse al ver como el Doctoriraptor presidencial llenaba horas y horas de comparecencias televisivas en las que repetía, una y otra vez, los mismos lugares comunes y las reiteradas tautologías, sabedor sin duda del periodo de Semana Santa en el que nos encontramos y de la famosa frase de Jesus: “Yo soy el que soy”. Ha habido, incluso, periodistas avezados que han sugerido que el asesor multiuso Ivanus Cuadratus, ha sugerido el método de los maestros del budismo zen de repetir frases aparentemente absurdas para provocar el rayo de luz en la mente del discípulo.  Es más, dada la cursilería reinante, no se ha descartado que los discursos plúmbeos del Doctoriraptor hayan venido inspirados por los Haikus de la Escuela Zen, como el que dice: “Siéntate en silencio, no hagas nada. Viene la primavera y la hierba crece” (Zenni Kushu). Y, hablando de cursilería y de discursos plúmbeos, a nuestro regreso hemos encontrado en plena forma al MAPROSE (el Macho Alfa Progresista Serrano), quien,  convencido sin duda y hasta sus últimas consecuencias de que toda crisis implica una oportunidad, ha logrado acceder al “Sancta Santorum” del espionaje patrio.

Obviedades

Otro fenómeno que nos ha asombrado a nuestro regreso a Genomia es el triunfo de la obviedad con ocasión del futuro que nos espera a la humanidad tras la pandemia del coronavirus. En efecto, durante estas últimas semanas hemos leído, absortos, los pensamientos de los líderes pensantes en todo el mundo sobre el futuro posterior al COVID 19 y nuestra perplejidad ha alcanzado la saturación cuando hemos leído, en un suplemento dominical, el titular de la entrevista a uno de los líderes de la sabiduría en el siglo XXI que decía: “Superaremos la pandemia, pero corremos el peligro de despertar en un mundo diferente”. En el momento de leer tan profundo pensamiento, observamos de inmediato por la ventana si una cámara oculta estaba grabando nuestra reacción. Pero, al constatar que nuestra humildad no merece cámara alguna, si oculta ni manifiesta; concluimos que a este ámbito del pensamiento se había extendido la inspiración de los Haikus de la Escuela Zen. Porque no nos atrevemos ni siquiera a sospechar que estamos ante la famosa “Conjura de los necios” que Ignatius J. Reilly ya anticipara en la obre de John Kennedy Toole.

P.D.: En busca del tiempo pedido

¿Quien nos devolverá el tiempo perdido? ¿Quien nos devolverá a quienes nos han abandonado en silencio y en soledad? ¿Serán los políticos negligentes y rapaces que quieren aprovechar el sufrimiento humano para lograr sus objetivos totalitarios? ¿Serán los políticos cobardes que esperan que la ruina les ayude a lograr lo que no tienen la dignidad de defender?