El fracaso de los pactos en Genomia
Las corrientes subterráneas y misteriosas que recorren la historia de los pueblos y las naciones producen casualidades aparentes que, si bien se examinan, son verdaderas causalidades que siguen la ley del karma. Y Genomia no podía escapar de estos fenómenos misteriosos que han llevado al fracaso, durante esta últimas semana, de los pactos para la formación de un eventual gobierno. Para intentar explicar tan interesante fenómeno que tiene paralizada la actividad legislativa y presupuestaria, con las gravísimas consecuencias que ello produce para las ciuidadanas y ciudadanos o las súbditas y los súbditos; conviene partir de un análisis de los partidos implicados y de sus dirigentas negociadoras y dirigentes negociadores.
En primer lugar, nos encontramos con el Partido por la Identidad Absoluta (PIA) partido hegemómico del país, cuya obsesión por la pureza racial, con la consiguiente medición de cráneos y reactivos sanguíneos; ha impedido cualquier acuerdo con los otros partidos, a los que exigían una suerte de sumisión medieval. Además, la familia dominante del PIA dedicaba todas sus energías a constituir fundaciones fraternas en paraisos fiscales, movidos por sus profundas convicciones religiosas y a tal velocidad que hubieran sido la envidia de la famosa Santa mística española, autora de “Las fundaciones”.
Después, encontramos el Partido por la Dignidad Animal, Vegetal y Mineral (PADAVEM) cuyo programa de gobierno tenía algunos puntos difícilmente asumibles por el resto de partidos, como el que exigía que se evitaran en todo el país la construcción de muros de piedra vista, tan comunes, por ejemplo, en el paisaje rural gallego, para evitar agresiones minerales derivadas de la superposición de piedras, con un manifiesto componente sexual: como, por ejempñlo, cuando una cuarza o un cuarzo se asentaba en el muro sobre un feldespato o una feldespata.
Por último, estaba el Partido del Progreso Infinito (PPI) que enfocaba dicho avance a las carreras académicas y los patrimonios de sus lideresas y lideresos. También en este caso, el principal obstáculo para alcanzar el ansiado pacto fue la focalización de la atención del PPI en el progreso -infinito y constante- de los patrimonios de sus líderes y lideresas; crecimiento siempre justificado, en el caso de sus patrimonios inmobiliarios, por motivos de seguridad y preservación de un bien de Estado -¿o un mal de Estado?- que era la política o el político en cuestión y sus multiformes, extensas y agradecidas familias.
El Pacto Progresista de Legislatura (PAPROLE)
En todo caso, no debemos entristecernos en demasía porque el fracaso puntual de los pactos entre el PIA, el PADAVEM y el PPI no impidió que -tras unas nuevas elecciones tan democráticas como clarificadoras- los tres mismos partidos alcanzaran un Pacto Progresista de Legislatura (PAPROLE) que, si bien algún gracioso quiso interpretar en acrónimo como “en beneficio de las hijas e hijos”; contribuyó decisivamente para un “cambio de cara” (y de otros apédices) del régimen instaurado por el PIA.
El Pacto Progresista de Legislatura (PAPROLE) estaba compuesto de 595 medidas políticas (ni una más ni una menos) que, a su vez, se reflejaban en 333 niciativas legislativas (que tampoco se quedaban cortas) distribuidas en 4 capítulos:
El capítulo primero de “sublimación y regeneración democrática”.
El capítulo segundo de “bienestar social, sanidad, pensiones e igualdad”
El capítulo tercero de “protección del medio ambiente y sostenibilidad”.
El capítulo curto de “empoderamiento de las clases y géneros desfavorecidos y gobernanza ética de todo el mundo”.
El comín denominador de todos los capítulos y medidas consistía en comenzar con declaraciones solemnes y bienintencionadas del tipo: “Los partidos firmantes, llevados por el deseo de llevar el progreso a GENOMIA (o Genomia al progreso), se comprometen a ….” y, en ese puntpo desgranaban lo que proyectaban hacer en los próximos 24 años, que era el horizonte temporal razonable para abordar una obra titánica y perseverar en sus cargos las políticas y políticos que -aun a costa de renunciar a su vida privada- estaban dispuestos a sacrificarse por la puebla y el pueblo de Genomia.
“Ven a Políticus World: paraíso de corrupciones”
Sin embargo, los denodados esfuerzos por llevar a buen término tan ambiciosas -al tiempo que generosas- medidas se enfrentaron violéntamente con la realidad; de modo tal que las únicas medidas que se aplicaron -porque alcanzaron una sospechosa unanimidad- fueron las dos ultimas del capítulo primero -recordaemos que trataba de la “sublimación y regeneración democrática”- que decían:
a) Para favorecer la percepción de los ciudadanos sobre la transcendencia del servicio publico en sus vidas, las cargas electas y los cargos electos de todas las administraciones experimentarán un subida del 200 por 100 en sus retribuciones.
b) Para garantizar la seguridad física y la tranquilidad espiritual de las políticas y los políticos que rigen Genomia; se crearán urbanizaciones de lujo en los extrarradios serranos de las grandes urbes de Genomia (adviértase que los extrarradios serranos son mucho más adecuados que los extrfarradios urbanos para alcanzar la paz).
Y estas urbanizaciones respondieron a la comunn denominación de Políticus World, Fase 1, Fase 2, Fase 3, … y así sucesivamente. Pero el vulgo -siempre ignorante- no comprendió la función y la justificación de estas lujosas urbanizaciones y comenzó a llenar los altos muros que preservaban la intimidad de sus moradoras y moradores con pintadas del tipo “Ven a Políticus Wold: paraíso de corrupciones”. Y todo ello debido a la sospecha del todo injustificada de que, detras de esos muros, había políticas y políticos que recibían a las visitas empresariales con el dicho que hizo famoso a un concejal de urbanismo de una gran urbe de Genomia: “con este lápiz hago millonarios”, refiriéndose a su capacidad de moficicar planes urbanísticos.
Y, para acabar la descripción de estos Políticus Worlds, queremnos relatar una de sus hermosas costumbres que eran las Manifestaciones Familiares Progresistas Dominicales (MAFAPRODO), en las que políticas y poiíticos especialmente progresistas con sus hijas e hijos de corta edad -también progresistas- se manifestaban ante las garitas de seguridad de sus propias mansiones para hacer ver su oposición frontal a la represión policial. Era un espectácilo enternecedor ver como las niñas y los niños progresistas confeccionaban con sus manitas pequeñas pancartas con delicados lemas de “Policía represora” … “Guardia Ciudadana asesina” … “Abajo las cadenas que nos atan” … “recuperemos nuestros derechos humanos pisoteados” … etc., etc. Y las guardias y los guardios y las policías y los policios que comenzaron contemplando atónitos e indignados el espectáculo, acabaron aceptándolo como algo normal, que ni tan siquiera comentaban entre sí cuando, al acabar su jornada laboral, regresaban en transporte publico a sus casas de los extraradios urbanos, arrulladas y arrullados por la hemoisa melodía de impresionantes atascos.
- Esta entrada se publicó como firma invitada por JAVIER FERNANDEZ ALÉN en el blog de Alberto J. Tapia Hermida el día 20 de septiembre de 2019 bajo el mismo título de “RELATOS DE GENOMIA: Pactolandia y otros relatos políticos también asombrosos: “Políticus World: paraíso de corrupciones”” y, lametáblemente, sigue manteniendo toda su actualidad.