PLAGIOLANDIA

“Venga a Genomia, donde el plagio no es delito, sino arte”

Desde mi retiro del fin de semana, contemplo el delicioso país de Genomia, que nunca deja de sorprenderme. Esta pasada semana, si ir más lejos, la hiperactividad de su Ministerio de Cultura le ha llevado a lanzar una campaña de captación de talentos nacionales y foráneos, auspiciada por el PIA, para promover el noble arte del plagio o intertextualización, bajo el lema “venga a Genomia, donde el plagio no es delito, sino arte”.

Como toda campaña cultural que se precie, se ha basado en la famosa obra del profesor LOGIUS, maestro de GENIUS, titulada: “Bases filosóficas del plagio”. Esta obra ambiciosa y completa esta integrada por dos unidades didácticas claramente diferenciadas:

a) La primera está dedicada a establecer y enseñar la verdadera epistemiología del plagio, su justificación histórica y social. Porque el reciclaje de ideas forma parte de la ecología progresista del pensamiento que entronca con la Re-pública (cuya etimología verdadera nada tiene que ver con la cosa pública, como han querido hacer ver los pensadores más retrógrados; sino con publicar de nuevo lo ya publicado, pero omitiendo el verdadero autor). En efecto, dado que las ideas son cada vez más escasas y susceptibles de empleos alternativos, hay que optimizar su consumo mediante el plagio o reciclado. Es más, el aspecto progresista e igualitario del plagio responde a que permite que las élites extractivas que gozan del monopolio de los medios de producción cultural compartan -o “pongan en común”- los recursos intelectuales escasísimos y, de esta manera, “empoderen” a las clases menos favorecidas para alcanzar una adecuada “gobernanza” de la sociedad.

b) La segunda unidad didáctica esta dedicada a transmitir a las alumnas y alumnos las habilidades sociales y competencias prácticas que permitan llevar tan profundas ideas a la realidad. Y así, por ejemplo, se enseñan las técnicas de la mezcla de obras clásicas, el famoso “baile de párrafos”, del uso eficiente de los sinónimos y antónimos, el cambio de tiempos verbales, etc., etc.

La seriedad de la campaña de estímulo del plagio del Ministerio de Cultura de Genomia quedo acreditada de inmediato por su interés en la más tierna infancia y -del mismo modo que sucedió con la campaña de estímulo del genomiés- fijo su atención en los jardines de infancia en los que la sección infantil del PIA distribuyó la adaptación de una cancioncilla navideña de un conocido centro comercial que decía: “Plagiolandia, Plagiolandia, vamos todas y todos a plagiar, alegría en estas fiestas porque ya no hay que pensar … “ (y así sucesivamente). Ni que decir tiene que la rima pegagosa se extendió como la pólvora y fue el primer paso para enseñar a las niñas y niños el arte de la repetición que, en el fondo, esta en el corazón del plagio.

El Master en Plagio Avanzado (MAPLAGA) de la Universidad Central de Genomia y de la UNITONTA

Como era previsible, la campaña de captación de talentos nacionales y foráneos mediante la estimulación del plagio lanzada por el Ministerio de Cultura de Genomia no paso inadvertida al mítico grupo de sabios de la UNITONTA que, de inmediato, informo a su rectora y a su gerente de la oportunidad de negocio formativo que aquella campaña representaba. Y de ahí al contacto inmediato de las lideresas y los líderesos de la UNITONTA con sus homólogas y sus homólogos de la Universidad Central de Genomia solo hubo un paso. Y esa bonita amistad fraguó, no más ni menos, que en el prestigioso Master en Plagio Avanzado (MAPLAGA) que hizo del plagio no solo un arte, sino que su perfección lo convirtió en una de las bellas artes. Bajo la promesa estimulante de “conviértete en la mejor plagiadora o el mejor plagiador” y bajo el lema: “para que escribir más, cuando todo ya esta escrito” (lema que entroncaba con las culturas milenarias sánscritas, bíblicas y budistas); el MAPLAGA fue fuente inagotable de virtuosas y virtuosos del plagio gracias a un programa exhaustivo, explicado por las mejoras profesoras y los mejores profesores, con prácticas en empresa privadas y públicas y, particularmente, en  Ministerios; y, lo que es más importante, con bolsa de trabajo garantizada. El trabajo de fin de master consistía en redactar un texto de un máximo de 40 folios que lograra sortear al muy desagradable Programa de Identificación de Plagios Avanzados (el temido PIPA).

GENIUS escribe “El cipote”

El interés por el plagio prendió con tanta fuerza en el ánimo de las genomiesas y genomieses que el propio presidente GENIUS sintió la llamada vocacional en practicar el arte del plagio. Para ello, contrato un colaborador en la sombra profunda que le ayudara en tan noble empeño. Y. gracias a las ideas brillantes del presidente GENIUS y al trabajo sombrío del colaborador X (que no puede tener nombre, porque, en caso contrario, sale de la zona oscura y pierde su misma razón de ser) salió a la luz “El cipote” que era una mezcla atinada de los elementos de la obra clásica de Cervantes, “El Quijote”; y de la obra también clásica de Cela, “El cipote de Archidona”. Adviértase que la mistura forma parte de la técnica elemental del plagio artístico que dificulta su detección por los programas al uso y, en concreto, por el PIPA.  Y muestra de ese ingenio plagiador fue el comienzo de la obra que decía: “En un lugar de la lancha (adviértase el cambio radical de la tierra al mar) cuya denominación me resulta difícil de rememorar, habitaba …. (percíbase también el cambio de verbo, adverbio, tiempo, etc. respecto de la obra plagiada)”. Y, con estos y otros ingeniosos giros gramaticales, llegaba “El cipote” a su fin. 

  • Esta entrada -que, desgraciadamente para nuestro país- mantiene plena actualidad se publicó en el blog de Alberto J. Tapia Hermida (ajtapia.com) bajo el título RELATOS DE GENOMIA: pLAGIOLANDÍA Y OTRO RELATOS CULTURALES ASOMBROSOS bajo la FIRMA INVTADA de JAVIER FERNANDEZ ALEN