La memoria y la dignidad de todas las amigas y amigos que nos han abandonado y nos abandonarán en esta pandemia nos interpelan para intentar buscar la verdad
El principio del fin de la Doctora Capreli
Giulia Capreli nació en Bérgamo donde realizó sus estudios elementales en la ciudad nueva, a la que tenía que bajar diariamente en el funiculare desde la Piazza Vecchia de la ciudad antigua en la que tenía su domicilio familiar. Su despierta inteligencia se enfocó desde los primeros años a intentar comprender la naturaleza que le rodeaba, bombardeando a sus padres y profesores con preguntas sobre los animales y las plantas cuyas vidas le apasionaba conocer.
Ese interés innato por desentrañas los secretos de la naturaleza que le rodeaba, unido a sus buenas aptitudes para el estudio y el análisis, le llevaron a culminar su grado universitario en la prestigiosa escuela de biotecnología molecular de Verona donde fue feliz aprendiendo, investigando y disfrutando de las óperas que se representaban en la Arena. Allí completo su tesis doctoral sobre La aplicación de la inteligencia artificial al diagnóstico urgente de pandemias víricas, donde exponía los resultados de su investigación sobre la enorme utilidad de la robótica en la detección temprana y el tratamiento de las pandemias víricas, comenzando por la inmunidad de aquellas máquinas a los virus y bacterias y siguiendo por la capacidad de prognosis del comportamiento de los virus y bacterias mediante el uso de algoritmos y de la tecnología de registros en bloques o distribuidos (blokchain).
El devenir natural de los acontecimientos y la difusión de los resultados brillantes de su tesis doctoral le llevaron a solicitar y obtener una beca posdoctoral de investigación en la Universidad de Harvard. Desde su llegada a campus, le deslumbró la metodología investigadora, la gran competitividad entre los investigadores y los enormes recursos de los que dispuso para sus investigaciones.
Un buen día, durante una grata conversación en la Cafetería en la librería de la COOP., una compañera le invitó a acompañarla a una conferencia que se anunciaba en el MIT por el prestigioso experto en biotecnología molecular, el Doctor Shaoran (“pequeño lobo”) sobre El futuro de la robótica en la detección y prevención de las pandemias víricas. De tal modo que, llegado el día previsto, cogieron el metro en la parada de Harvard Square y llegaron hasta Kendal-MIT donde acudieron al lugar en el que la conferencia estaba convocada, sin antes quedar asombrada por la visión de unos robots en una cristalera de un edificio asimétrico e irregular que cerraba una plaza despejada.
No hace falta decir que Giulia Capreli escuchó fascinada la conferencia del Doctor Shaoran que confirmaba, punto por punto, las investigaciones que en esos momentos realizaba. De modo tal que, al finalizar la charla, se acercó al conferenciante quien, tras identificarla por sus prestigiosas publicaciones, le invitó a cenar en el restaurante de la planta 52 del Prudential, donde, acompañados por la suave música de jazz y por las hermosas vistas nocturnas de Boston, intercambiaron opiniones y hallazgos hasta altas horas de la madrugada.
El contacto fructífero entre Giulia Capreli y el Doctor Shaoran se prolongó durante los meses sucesivos en los que el Doctor se desplazaba periódicamente a su ciudad natal donde dirigía un prestigioso Departamento de epidemiología y biotecnología molecular de una universidad pública. Y, como era de esperar, ante la próxima finalización del plazo de la beca postdoctoral de la Doctora Capreli, el Doctor Shaoran le hizo una oferta para desplazarse a su Departamento en unas condiciones que no pudo ni quiso rechazar.
CONTINUARÁ …