Sospecha
Durante la mañana del primer lunes tras la visita al mercado de animales de Senlin, la Doctora Capreli reflexionó sobre la educada discusión que había tenido con su ayudante, la Doctora Ouyang, y llegó a la conclusión de que era cierto que estaba viviendo, cobrando e investigando en un país cuyas tradiciones culturales debía respetar, sin intentar imponer la visión eurocéntrica del mundo. Por ello, a la hora del té, pidió disculpas a la Doctora Ouyang y le comentó su interés por las pandemias de origen zooténico que habían acaecido años atrás, tal y como le había comentado el día anterior en el mercado de animales. El entusiasmo profesional de la Doctora Ouyang le llevó a comentarle con gran detalle las fechas, las causas y los efectos de aquellas pandemias recientes de origen zooténico en las que, incluso, ella misma había intervenido en sus primeros años de trabajo.
La locuacidad médica de la Doctora Ouyang llegó justo hasta la aparición del Doctor Shaoran en la sección 2, momento en el que cesó radicalmente en sus explicaciones para advertir a la Doctora Capreli, una vez que el director abandonó la zona, sobre la necesaria discreción que debía mantener con la información que le había confiado y mostrar un sincero arrepentimiento por la imprudencia cometida, que podía poner en peligro la integridad física no sólo de la propia Doctora Ouyang, sino también de la Doctora Capreli.
Así las cosas, el martes, la Doctora Capreli se sorprendió cuando, a la vuelta del descanso del té, creyó ver, a través de los cristales de aislamiento de los 4 sectores del panóptico, en el sector 4 al padre del Doctor Shaoran, el General Sima. Y la sorpresa obedeció a que se trataba de un militar de alto rango cuya presencia en un edificio de investigación microbiológica no tenía mucho sentido; si bien es cierto que la Doctora Capreli recordó, de inmediato, los grandes conocimientos en pandemia y virus que el General Sima había exhibido en la cena de bienvenida a su casa, donde vivía alojada.
Ese mismo martes le sucedió otro acontecimiento sorprendente cuando, al regresar apresuradamente de noche a su oficina en el sector 2, buscando un pendrive que se había olvidado y mientras su chofer, el inquietantemente amable Sr. Zhang, le esperaba en el coche de servicio a la puerta del panóptico; vio como sacaban del sector 4 unas 20 bolsas negras con lo que parecían cadáveres.
De ahí que ese mismo martes, cuando regreso a la vivienda de dos pisos en la que vivía alojada y, viendo que no habían llegado ni el Doctor Shaoran ni su padre, el General Sima y que la matriarca, la Sra. Akame, enferma de alzheimer, estaba durmiendo en el primer piso vigilada por su cuidadora; la Doctora Capreli, llevada por su curiosidad innata -que había caracterizado su vida y le conduciría, a la postre, a su muerte- inspeccionó la mesa de trabajo del Doctor Shaoran en la planta baja con un éxito perfectamente descriptible porque únicamente encontró un documento rotulado con el nombre de Pandemia-DIVOC 666 que, al estar redactado en lenguaje oriental que ella ignoraba, no le proporcionó mayor información. No tuvo mayor éxito cuando –llevada de nuevo por su curiosidad suicida- la Doctora Capreli revisó la mesa de trabajo del General Sima, ubicada también en la planta baja. Porque lo que encontró allí fue otro documento titulado InformeUn Nuevo Orden Mundial (NOM) que no solo parecía estar redactado en la misma en lengua oriental que ella ignoraba, sino que sus capítulos estaban encriptados.
Esta suma de acontecimientos llevaron a que la Doctora Capreli comenzara a albergar dudas y sospechas sobre la verdadera finalidad del panóptico y del tipo de investigaciones que se realizaban en los tres sectores a los que no podía acceder por las estrictas medidas de seguridad reinantes. Esta incertidumbre, unida a la sensación creciente de soledad que le invadía al vivir rodeada de gentes tan ambles como herméticas, le llevaron a remitir un correo electrónico a su colega de Verona, el Doctor Stéfano Costi en el que la decía:
Querido Stéfano:
Espero que estés bien de salud y que tanto tus investigaciones como tus clases en la escuela de biotecnología molecular de Verona vayan fantásticamente.
Yo estoy muy satisfecha de haber tomado la decisión de venir aquí porque el Departamento de epidemiología y biotecnología molecular de la universidad pública de Senlin es un lugar diseñado a imagen y semejanza del centro de investigación de la Universidad de Harvard en el que tanto avancé en mis investigaciones. Los medios materiales y humanos puestos a mi disposición son igualmente espectaculares y muy superiores, sin duda, a los que podría aspirar a manejar en Europa. Por otro lado, su director, el Doctor Shaoran presta una gran atención a los avances de mis investigaciones y parece estar satisfecho con los resultados, aun cuando es realmente difícil penetrar en la mente que se alberga tras su semblante.
Sin embargo, hay algo que me inquieta y que no llego a identificar ni expresar con claridad. Se trata de una sensación, alimentada por varios indicios, de que tanto este Departamento como el centro de investigación en el que esta integrado, llamado panóptico, pueden estar sirviendo para alimentar proyectos de guerra biológica, a través de experimentos inhumanos. Es más, creo que se está modificando el genoma de un virus semejante a la gripe común con un propósito geopolítico cuyo alcance se escapa de mi imaginación.
Por todo ello, ruego te pongas en contacto con un experto en lenguaje oriental que domine, además, los lenguajes informáticos algorítmicos de tal manera que, si es preciso, pueda desencriptar un informe. Sé que no es sencillo el encargo que te hago, pero creo que el esfuerzo merece sobradamente la pena. En todo caso, mantenemos el contacto.
Un fuerte abrazo desde Hu.
CONTINUARÁ …